por Nicolás Castañares

La bolsa de valores de Frankfurt tiene más de 450 años de historia, raíces flamencas y, tras el Brexit, está en plena expansión. 

Si hay algo que se menciona a diario en el mundo es la Bolsa de Frankfurt. Esta se encuentra entre las más importantes del planeta y tras la salida de Gran Bretaña del bloque europeo, apunta a convertirse en la nueva capital europea de los negocios. 

Su historia se remonta a 1585. Dado que entonces no había una moneda única en Europa ni en el Reich alemán y los países estaban divididos en muchas áreas económicas pequeñas, cada uno contaba con su propio sistema monetario. Esto hizo que los intercambios en la feria comercial de ese año, que reunía visitantes y comerciantes de todo el continente, fueran realmente difíciles. Para contrarrestar esta situación en la que cada quien quería pagar con diferentes tipos de monedas, los comerciantes de la feria se reunieron con representantes de la ciudad y  establecieron tipos de cambio uniformes. Este evento es considerado hoy como el nacimiento de la Bolsa de Valores de Frankfurt. 

Este desarrollo se debió también a la fuerte inmigración flamenca ocurrida durante ese siglo, cuando protestantes que huían de la invasión española en los Países Bajos y Bélgica llegaron a distintas ciudades alemanas, Frankfurt entre ellas. El concepto de bolsa de valores nació en Bélgica y sus habitantes lo exportaron cuando emigraron. De hecho, lo que conocemos hoy por “bolsa” proviene del apellido Van der Buërse, de una familia noble belga que inició en su propia casa este tipo de transacciones económicas. Con el tiempo, debido al apellido “Buërse”, la gente empezó a conocer ese lugar como “bolsa”.

En el siglo XIX llegaría a la ciudad el histórico edificio de la Deutsche Börse para representar el poderío y el protagonismo que la ciudad ostenta dentro del mundo de las finanzas. Finalmente, desde el 2010 la bolsa de Frankfurt se trasladó a su nuevo edificio conocido como “The Cube”, una moderna sede de 90 metros de altura con forma de “cubo”, de ahí el nombre. No obstante en el edificio histórico siguen funcionando algunas áreas específicas como la de prensa. Medios de todo el mundo tienen allí comunicadores dedicados a tiempo completo a cubrir lo que ocurre con la bolsa alemana.  

Además, en la antigua sede se celebra aún  una particular “tradición”:  Cuando una empresa cotiza por primera vez en el índice DAX (que es el barómetro de la bolsa alemana más conocido que mide el rendimiento de las 30 compañías más grandes) la junta ejecutiva es invitada al piso de operaciones y allí se toca una campana anunciando que el comercio en la bolsa de valores ha comenzado. Tras el anuncio suele celebrarse con un sobrio pero alegre brindis.

Si bien la ciudad ha experimentado un fuerte crecimiento inmobiliario impulsado por la llegada de bancos y compañías que mudaron sus sedes u oficinas desde Londres, la realidad es que la capital inglesa y los mercados financieros de la UE continúan estrechamente vinculados. El mercado financiero del Reino Unido actualmente sirve como mayorista para otros centros financieros de la UE y concentra casi el 80 por ciento de la actividad comercial de la Unión, con lo cual todo parece indicar, según datos de la propia Bolsa, que el nuevo impulso no alcanza todavía para destronar a la capital británica. 

Fuente: www.boerse-frankfurt.de

Fotos: Deutsche Börse AG

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