Caminar por Frankfurt puede ser desconcertante si tu mente es de las que
se cuestiona detalles “random” de la ciudad, tales como monumentos, nombres de calles, edificios, iglesias, parques, etc.
En ocasiones tienen placas donde puedes leer una reseña del
lugar o del monumento, que te saca de la duda o te explica algo que no
habías detallado aún.
En el barrio de Bornheim hay una plaza llamada Ernst May, ubicada en la
colina al final de la calle se levanta una iglesia que, aunque no seas un
experto en arquitectura, te robará la atención. Una majestuosa y modesta
catedral blanca con 4 gárgolas muy estilizadas cuyas sombras pintan la
gran pared blanca según la hora del día.
¿Cómo algo puede ser majestuoso y modesto al mismo tiempo? ¿Y si agregamos a lo majestuoso que además sea funcional? ¿Si aplicamos
estos principios a la fabricación de hogares para ciudadanos de Frankfurt?
¿Qué tiene que ver esto con Ernst May?
Bueno, para encontrar una relación, hay que retroceder al Frankfurt am
Main de principios de los años 20. Frankfurt tenía una gran necesidad
modernización y una carencia de proyectos habitacionales; a estos problemas se sumaba la grave crisis monetaria derivada de la asquerosa Gran Guerra y su traicionero desenlace en el elegante Versalles que
impuso en el papel lo que no lograron con las armas.
En consecuencia, los alemanes perdieron, la ciudad tuvo que aceptar
refugiados económicos (como resultado de la ocupación del Ruhr, por
ejemplo) Solo la “ley del gran Berlín” de 1920 le quitó el primer lugar de
ciudad más grande de toda Alemania en términos de superficie a Frankfurt. Este coctel de descomposición social tenía como resultado unas
condiciones higiénicas terribles para gran parte de la población. La
tuberculosis y el raquitismo (entonces no se sabía que era una
enfermedad) eran enfermedades comunes. Muchas casas todavía tenían
baños compartidos en la escalera o incluso en el patio. Solo algunos de los
apartamentos ya tenían su propio baño, el conocido “Frankfurter Bad”. Los residentes de los distritos densamente poblados dependían
principalmente de las duchas públicas, como Merianbad (Que se ubicaba
en la estación hoy llamada U-Bahn Merian Platz, allí se puede observar un
kiosco que conserva la fachada del baño público)
Esto hacía que vivir en el Frankfurt de los años 20 significara aguantarse
olores terribles de los vecinos, era caminar por callejuelas estrechas y
oscuras, así mismo si mirabas al cielo en busca de esperanzadores rayos de
sol te encontrarías con techos soplando humos provenientes de sus
pulmones de carbón, que calentaba el hogar del Frankfurter.
Robert Koch descubrió el bacilo de la Tuberculosis, y cabe aclarar que por
muchos años lo único que se supo de la bacteria era, su alto nivel de
contagio, además que sobrevivía en los lugares más oscuros y polvorientos
y que, por otro lado, el sol, el aire limpio más el reposo mejoraban a los
pacientes. Por eso los grandes arquitectos y diseñadores de la época se lanzaron a diseñar hospitales con ventanas más grandes, sanatorios con
enormes terrazas, viviendas elevadas, el uso de muebles con formas aerodinámicas donde el polvo no se pudiera esconder se, esto, con
el fin de huir de los gérmenes y de los virus.
Un ejemplo de esto es el “Plan Voisin” que Le Corbusier diseño para
modernizar Paris en 1925. El trató a la ciudad como un organismo
enfermo que debía ser higienizado, el plan contemplaba la demolición de
gran parte del centro de la ciudad, al norte del Sena. Aunque este plan no
se llevó a cabo, muchos otros si vieron la luz. Es así que las enfermedades
no solo se combatían con vacunas o mascarillas sino con sanas estructuras
urbanas. Esto sentó precedente en la planificación y construcción de las
ciudades como las conocemos hoy en día.
Volviendo al urbanismo de Frankfurt, a mediados de la década de los 20, el
partido socialista SPD (cuando sus posturas aún eran coherentes)
tomó posesión de la ciudad, reconociendo el potencial que tenía una
ciudad Cosmopolita, esto sumado al deseo de no quedarse atrás con
respecto al Berlín espléndido de los años 20, designaron a Ernst May para
que este trabajara en un plan de modernización de la ciudad.
Este se rodeó de muy buenos arquitectos, hombres y mujeres
jóvenes dando inició a el proyecto que fue conocido como “Neue
Frankfurt” (Nuevo Frankfurt)
La arquitectura del Nuevo Frankfurt cuestionó además de optimizar los
métodos urbanísticos. Los Barrios (Siedlungen) construidos por este
movimiento son un ejemplo de modernismo y funcionalismo clásico, pues
fue un referente en arquitectura y diseño desde sus inicios, en los años 20
hasta finales de la década del 60, en vista de que su proyecto involucraba
muchas cosas además de los complejos habitacionales. El objetivo era
crear un ecosistema para la familia obrera, sus maquetas empezaban su
recorrido en la fábrica, modelaba las zonas verdes del barrio para que el
niño jugara y el adolescente corriera entraba a la cocina, se sentaba en la
sala y dormía cómodamente en la habitación. Pensaron en todo.
Si alguna vez estas paseando por Ernst May Plaz al oeste de la ciudad,
camina por las calles de su derredor y tómate una selfie en la entrada
de “La Iglesia de la Santa Cruz” (Heilig-Kreuz-Kirche – Arquitecto:Martin
Weber). Del mismo modo, si vas al barrio Riederwald te encontrarás con
un hermoso pueblo en medio de la ciudad. Subiendo más al norte de la
ciudad en Praunheim está la casa museo Ernst May, allí se encuentra un
gran complejo inmobiliario, donde caminarás al lado de una “lombriz
colosal de cemento” que protege en su interior cientos de familias. El Frankfurt actual está vestido de la silenciosa inspiración del
movimiento Neue Frankfurt y su espíritu habita en los complejos
habitacionales del Frankfurt trabajador, del Frankfurt migrante.
Michael Guerrero, nacido en la ciudad de Cali Colombia, reside actualmente en la ciudad de Frankfurt. Se dedica a la producción audiovisual y la fotografía.
**La opinión vertida es responsabilidad del/a autor/a**